lunes, 2 de febrero de 2015

Prólogo

“Un día ví a un muchacho, sí, el famoso muchacho misterioso de la mochila negra. ¿Dónde estás muchacho? ¿Por qué apareciste muchacho? ¿Cómo puedo hallarte? te extraño, te extraño mucho...nunca toqué la novela rosa, más tu me hiciste conocerla.”

-Ah! que cursi es!-repitió para sí la joven. Arrugó una de las hojas entintadas de su diario y la arrojó lejos de su perímetro. Hacía mucho que buscaba al susodicho sujeto, un tipo que era altamente probable que no la recordara, debido a los pocos segundos que sucedieron en aquel entonces. -Por alguna razón no lo olvido, no sé, es como si a pesar de todo tuviera siempre la esperanza de volver a verlo...ni yo me la creo pero no lo sé...es extraño todo.
En su abarrotado escritorio guardaba algunas historietas de la infancia hechas por ella misma, otros escritos acerca de cómo llevar una vida poco ortodoxa y el disco de los hits de Sade que a su madre tanto le gusta. Miró por la ventana, la panorámica que daba a uno de los pedazos de la calle, con ciertos trozos de jardines. Semejante a tierras áridas por el Sol, el paisaje encendido daba cansancio con sólo verlo. -quisiera un helado de piña, de doble palo.

Tomo el lápiz otra vez…

“No sé qué me sucede, percibo que como si todas las personas que encontré en mi camino me hablaran al mismo tiempo. Recuerdo los mensajes que me dieron y cada momento que pasé de una larga Odisea. Es gracioso, pero no...no creo que me esté muriendo. Hoy sólo es un día de reflexión”.

1 comentario:

  1. Un comienzo interesante. A ver que sucede con la historia de esta chica y su muchacho tan misterioso.

    Saludos.

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